Estimada señorita,
la veo pasear por la plaza y
me llama la atención porque no parece la típica turista gringa que pasa de
largo sin mirar pues lo que hay. Usted va fijándose en las personas, en los
puestos: en mi ciudad, así como es. México es una ciudad complicada. Mucha
gente viene y se va sin comprenderla. Pero ¡si hubiera visto usted las cosas
que yo he visto! Casi 70 años llevo viviendo en la ciudad. Cuando yo era niño
todo era muy diferente a lo que ve ahora.
Si me
permite un consejo, con todo respeto, camine todo lo que pueda. Pero tenga
cuidado, que una señorita sola debe tenerlo. Conozca los barrios, los mercados,
mire a las personas a los ojos.
Yo suelo
sentarme aquí en la plaza y me gusta escuchar programas de radio. El otro día
dieron el dato de los millones de personas que dicen que vivimos aquí. Cuando
uno llega a mi edad, le tengo que decir, se da cuenta de que eso no es tan
importante. Que lo importante es que uno conozca a sus vecinos y que la señora
que le vende los bolillos le pregunte por los achaques.
Disfrute
de mi ciudad, que es también la suya y aquí estamos a sus órdenes para cuando
guste. Ya sabe dónde encontrarme.
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