miércoles, 14 de octubre de 2015

Ella es Leticia (mi contrario - narrador omnipresente)

Ella es Leticia. Mormona de 17 años. Firme creyente de su fe, aunque a veces nota ciertas inconsistencias que prefiere ignorar y seguir con su vida. Interesada en el trabajo de oficina, quiere ser contadora de grande. Su plan es ir a la universidad, terminar sus estudios, conseguir un buen trabajo, casarse –con otro mormón por supuesto- tener hijos, una casa con alberca, una televisión muy grande, trabajar duro hasta jubilarse y después envejecer y morir.
Una mañana Leticia se despierta con la noticia de que a su madre la atropellaron. Muy temprano, la señora se había dispuesto a llevar ropa y comida a un orfanato no muy lejos de ahí, y mientras cargaba las cosas en el auto, una conductora en estado alcohólico la atropelló. 

Por primera vez Leticia siente algo en su interior que iba en contra de todo lo que su credo profesaba; el deseo de matar.

Por la tarde, mientras todos seguían ocupados con el velorio, sacó las llaves del carro de su papá sin que nadie se diera cuenta y salió con cualquier pretexto.

Había podido investigar la dirección de aquella mujer, era la hija de un político local, así que no fue muy difícil dar con su casa.

Se estacionó a unas cuadras y espero...

Ahí está, va saliendo de su casa con 3 amigas, muy quitada de la pena, como si nada hubiera pasado.
Leticia sintió que su estómago ardía. Como.Si.Nada.Hubiera.Pasado. 

Las siguió todo el día; fueron de compras, luego a un restaurante de esos caros donde empezaron a beber, se les unieron más amigos y así transcurrió todo el día. Al caer la noche fueron al lugar de moda a seguir emborrachándose.

Leticia espero. De repente; su objetivo: Ahí está, indefensa, borracha, vomitando en la calle sin nadie que la cuide, parece que dios se la puso a modo, y lo mejor;  ahora nadie está viendo…



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