viernes, 9 de octubre de 2015

SILENCIO INCÓMODO (OBSTÁCULOS DE AMOR - ADULTERIO)

Mauricio salió de su casa rumbo al trabajo, se subió su coche y tomó la misma avenida de siempre, la conocía tan bien, que sus movimientos eran casi automáticos, ya se había memorizado cada vuelta, cada banqueta, cada árbol y cada palmera del camellón, incluso, según él, podía predecir cuanto tiempo faltaba para que se pusiera el rojo en cada semáforo.

Mariana odiaba manejar, siempre se estresaba demasiado y terminaba peleando con medio mundo, por lo cual, prefería tomar taxi para ir a trabajar. El taxi de siempre, que la llevaba diario a su oficina, ya esperaba afuera de su edificio. Bajó corriendo las escaleras, mientras trataba de ponerse los aretes al mismo tiempo -  Hola don Rubén, ¿como esta? - Bien Marianita, gracias, ¿Usted? - También, gracias - y partieron.

Mauricio siempre desayunaba antes de salir de su casa, pero ese día se le hizo tarde, así que se paró en la primer fonda que encontró en el camino a desayunar algo. Para Mariana en cambio, desayunar en esa fonda era parte de su rutina diaria.

Cuando se vieron los ojos por primera vez en 5 años, no supieron como reaccionar, después de un breve silencio incómodo, comenzaron con los saludos de rigor y las pláticas triviales sobre el clima y la devaluación del peso que todo mundo hace cuando no tiene nada que decir.

Otro silencio incómodo.

Mauricio la invita a sentarse en su mesa y desayunar con él, ella, aunque un poco indecisa, acepta, y los dos piden un café, sin crema y sin azúcar.

-Como en los viejos tiempos, ¿no?

-Casi- respondió Mariana con una sonrisa nerviosa

Siguieron hablando de trivialidades por un rato; ella le cuenta que ahora trabaja en una compañía constructora situada a unas cuadras. El le cuenta que está empezando un nuevo trabajo al otro lado de la ciudad, pero que ese día tenía cita con un cliente cerca de ahí.

Terminan de desayunar, Mauricio paga la cuenta, y luego se ofrece a llevarla a su trabajo -Me queda de camino, no es problema - dice.

Mariana puso cara de no estar segura, pero respondió con un -Si, bueno- y los dos subieron al coche.

En el camino, Mariana le va platicando de su hijo, de como va en la escuela y de como está enamorado de su maestra. Los dos ríen y después, otro silencio incómodo.

-¿Y tu esposo?- dice por fin Mauricio.

Mariana duda un poco - Bien

-¿Nunca sospecho de nosotros?

-Si…

Silencio incómodo.


-¿Y tu esposa?

-Bien

-¿Nunca sospecho de nosotros?

-Si...

Ambos voltearon a verse y lanzaron una risa que mezclaba complicidad y melancolía.

Se quedan viendo a los ojos por un rato, hasta que un claxon le avisa a Mauricio que ya se había puesto el verde.

Mariana suspiró, como quién desea haber tenido el valor de seguir a su corazón.

-¿Que pasó?- preguntó Mauricio

-Nada- respondió Mariana

Y nada pasó. Llegaron al trabajo de Mariana, se despidieron prometiendo seguir en contacto pero sabiendo que nunca más se iban a volver a ver.

Mauricio en su interior siempre le reprochó a Mariana haber cambiado el amor que él le tenía por el dinero que su esposo le daba poniendo como pretexto a su hijo. En fin, así es la vida, se dijo, probablemente yo haría lo mismo en su lugar.

Agitaron las manos una última vez en señal de despedida y ambos siguieron con su día como siempre.

Nunca más se volvieron a ver.

Silencio incómodo...

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