sábado, 28 de noviembre de 2015

tarea sábado pasado

(Primera persona) Omar: ¡Por fin! He llegado a casa, maldito transporte, cada vez viaja más lento, y nuestro gobierno, ¡qué no hace nada por mejorar el servicio! Y dicen que le van a subir al precio del metro otra vez. ¡Están locos! Sólo dinero que va a parar a sus bolsillos. ¿Y ahora quién llama? De seguro es mi hija Mónica que necesita dinero otra vez, y ese holgazán de su marido que no quiere trabajar, disque ésta enfermo. ¡Le faltan huevos a ese cabrón, para mantener a mis nietos! ¡Y estas pinches llaves que no sé dónde las deje entre tanta pinche basura que siempre cargo! Ya están aquí, a ver si la alcanzo, sino que llame al rato. ¡Qué pasó, pinche perro mugroso! Ven para acá Rufo mión, ¿cuidaste bien la casa?, más te vale huey, por qué si no te dejo sin tragar. Si, si ya voy. Puros recibos de pagos dejan en el zaguán, ¡que me dejen una hermana!, esos putos del banco. ¡Pinche perro! Ya voy, a ver ¡déjame pasar cabrón! Ya está, ahorita te pongo tu comida. ¿Dónde deje las croquetas?, así acá están. A ver Rufo. Ya trágatelas. ¡Por fin juntos! Mi amado sillón reclinable.
(Segunda persona) Rufo: ¡Esta aquí, ya llegó! Mi humano regresa a casa, ¡si es él! ¿Por qué tarda tanto en abrir la puerta? ¿Qué acaso no escucha que suena el aparato donde habla? Tengo hambre. Ya ésta por abrir la puerta, ¿y si me salgo a mear? ¡No! Mejor espero a ver si me trae algo de la comida, de esa, de la que él no se come. ¡Listo! Abrió la puerta, me mira y me habla, pero no entiendo, ¡Ah que mi humano tan tonto, no ha aprendido a ladrar! Paso de un lado a otro, y entre sus piernas moviendo mi cola. Ya quiero estar junto a él, ahí donde el descansa.
(Tercera persona) Sillón: Omar ha llegado a casa, de seguro agobiado, y cargando esa maleta repleta de basura. Cómo todos los días, viene cansado, agotado como ayer, igual que desde hace tres años, que perdió a su esposa Esperanza. Sus hijos le han abandonado, acaso lo visitan dos o tres veces al año, sino es que necesitan algo, de dinero o especie de él. Rufo en cambio, lo espera todos los días, muy a gusto tumbado al sol que ilumina el patio. Pero hoy se ve aburrido de estar sólo. No hablan el mismo idioma, más se entienden perfectamente, cómo si supieran que piensa uno del otro. Y yo aquí esperando a que mi dueño descanse sobre mi tela desgastada, con el televisor encendido y a Rufo a nuestro lado.

Fin              

3 comentarios:

  1. Caro, la escritura de tus textos son buenisimos, despejò las dudas que tenia sobre ese juego creativo de darle voz al personaje secundario y complementario.

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    1. Gracias compañera, todo esto es por los talleres que he tomado. Saludos

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  2. Caro, la escritura de tus textos son buenisimos, despejò las dudas que tenia sobre ese juego creativo de darle voz al personaje secundario y complementario.

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