(Primera persona) Omar: ¡Por fin!
He llegado a casa, maldito transporte, cada vez viaja más lento, y nuestro
gobierno, ¡qué no hace nada por mejorar el servicio! Y dicen que le van a subir
al precio del metro otra vez. ¡Están locos! Sólo dinero que va a parar a sus
bolsillos. ¿Y ahora quién llama? De seguro es mi hija Mónica que necesita
dinero otra vez, y ese holgazán de su marido que no quiere trabajar, disque ésta
enfermo. ¡Le faltan huevos a ese cabrón, para mantener a mis nietos! ¡Y estas
pinches llaves que no sé dónde las deje entre tanta pinche basura que siempre
cargo! Ya están aquí, a ver si la alcanzo, sino que llame al rato. ¡Qué pasó,
pinche perro mugroso! Ven para acá Rufo mión, ¿cuidaste bien la casa?, más te
vale huey, por qué si no te dejo sin tragar. Si, si ya voy. Puros recibos de
pagos dejan en el zaguán, ¡que me dejen una hermana!, esos putos del banco. ¡Pinche
perro! Ya voy, a ver ¡déjame pasar cabrón! Ya está, ahorita te pongo tu comida.
¿Dónde deje las croquetas?, así acá están. A ver Rufo. Ya trágatelas. ¡Por fin
juntos! Mi amado sillón reclinable.
(Segunda persona) Rufo: ¡Esta aquí,
ya llegó! Mi humano regresa a casa, ¡si es él! ¿Por qué tarda tanto en abrir la
puerta? ¿Qué acaso no escucha que suena el aparato donde habla? Tengo hambre.
Ya ésta por abrir la puerta, ¿y si me salgo a mear? ¡No! Mejor espero a ver si
me trae algo de la comida, de esa, de la que él no se come. ¡Listo! Abrió la
puerta, me mira y me habla, pero no entiendo, ¡Ah que mi humano tan tonto, no
ha aprendido a ladrar! Paso de un lado a otro, y entre sus piernas moviendo mi
cola. Ya quiero estar junto a él, ahí donde el descansa.
(Tercera persona) Sillón: Omar ha
llegado a casa, de seguro agobiado, y cargando esa maleta repleta de basura.
Cómo todos los días, viene cansado, agotado como ayer, igual que desde hace
tres años, que perdió a su esposa Esperanza. Sus hijos le han abandonado, acaso
lo visitan dos o tres veces al año, sino es que necesitan algo, de dinero o
especie de él. Rufo en cambio, lo espera todos los días, muy a gusto tumbado al
sol que ilumina el patio. Pero hoy se ve aburrido de estar sólo. No hablan el
mismo idioma, más se entienden perfectamente, cómo si supieran que piensa uno
del otro. Y yo aquí esperando a que mi dueño descanse sobre mi tela desgastada,
con el televisor encendido y a Rufo a nuestro lado.
Fin
Caro, la escritura de tus textos son buenisimos, despejò las dudas que tenia sobre ese juego creativo de darle voz al personaje secundario y complementario.
ResponderBorrarGracias compañera, todo esto es por los talleres que he tomado. Saludos
BorrarCaro, la escritura de tus textos son buenisimos, despejò las dudas que tenia sobre ese juego creativo de darle voz al personaje secundario y complementario.
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