viernes, 27 de noviembre de 2015

Música dance

Nelly
     Llega al hotel el viernes a las cinco de la tarde, cargando su maleta deportiva. Su atuendo es simple; un juego de pants y una gorra que limita su rostro ante la despachadora. Como cada fin de mes, se registra en el mismo albergue, pide una habitación sólo para pasar dos noches ahí. Siempre da la misma excusa para estas salidas; dice a su esposa e hijas, que tiene que salir al norte de la república para tomar cursos de informática. Llega a su cuarto y deja su maleta a pie de la cama matrimonial, saca de ella con cuidado su prendas; dos vestidos cortos entallados, uno de color rojo brillante, el otro color humo, las zapatillas negras, las medias de tono natural, la bolsa con todos los maquillajes que le ayudan a verse más mujer, la ropa interior más coqueta que ha encontrado, la peluca rubia y rizada, y su perfume favorito.
     Se desviste y pasa a la regadera, se depila todo el cuerpo, y se da tiempo para disfrutar de la calma y del silencio de aquel lugar. Sale del baño, y cubre su cuerpo delgado con una toalla, otra más corta la envuelve sobre su cabello rizado. Se detiene frente al tocador, y se mira con amor, en verdad se gusta. Prende su celular para escuchar de la aplicación de youtube, un remix de música dance de los años dos mil. Gracias a este son, comienza por sacudir la cabeza alegre, es su noche. Se inspira para arreglarse de la mejor manera, a fin de encontrar lo que busca; alguien con quién pasar la noche, o ambas en su cuarto de hotel. Se despoja de la toalla y pasea por su cuerpo desnudo, sus manos con abundante crema perfumada, acariciando cada centímetro de su piel. Después pasa a colocarse la tanga negra y esconde con destreza su sexo físico; se mete las medias colocando de cada lado   unas tiras de hule espuma que agrandan su cadera, su sostén es rellenado por unas prótesis de silicón de color natural; se mira al espejo y se enamora de sí. Es hora de colorear su rostro, y como cualquier otra, pone sumo cuidado al colocarse las pestañas postizas, pasa a la base líquida para disimular las partes de su piel donde brota la barba, polvos y más polvos van cubriendo su cara, y en cada pincelazo se vuelve una mariposa de colores brillantes, que posan sobre sus parpados. Con un brillo de color carmín pinta sus labios, y pasa a cepillar con los dedos de su mano derecha la peluca espectacular, que tiene sujetada con la mano izquierda, para dejarla un momento sobre la almohada, para pintar sus uñas con un esmalte transparente con brillos. Cae sobre la cama, resoplando a las uñas frescas al ritmo de la música dance. Descansa, tiene una larga noche. Ilusionada encierra el cuerpo de hombre, bajo un magnífico vestido rojo, se abrocha las zapatillas, y por último sujeta a su cabeza la cabellera rubia, dándole un toque sensual. Está lista para salir a cazar. De la maleta toma un pequeño bolso de mano y una chelina de lentejuela gris. Se pasea su perfume por todo el cuerpo, está decidida a que sea una noche inolvidable. Son ya las nueve de la noche, sale del hotel, contoneando su magma figura. Pasa al primer bar que hay sobre la calle, para salir después de una hora sola. Sigue sus pasos hasta el siguiente establecimiento, ya pasada dos horas sale de nuevo sola; levanta la cabeza orgullosa y continua al siguiente antro. Así llega la madrugada, y con ella la soledad para Nelly. Entra al hotel pasadas las seis de la mañana, sin acompañante. No se desespera, a sus treinta y dos años, tiene tiempo para conocer al caballero indicado para ella. Esta misma noche lo volverá a intentar; si no tiene suerte, esperará hasta el próximo fin de mes. Así lo ha hecho desde hace cinco años atrás.              
Fin.

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