<<Hay que estar siempre ebrio. Nada más: esa es toda la cuestión. Para no sentir el peso horrible del tiempo, que nos quiebra la espalda y nos inclina hacia el suelo, tenemos que embriagarnos sin parar.
¿De qué? De vino, de poesía o de virtud, como quieras. Pero embriagados>> Charles Baudelaire
Embriaganos, oh señor Baudelaire
Con tus letras oscuras y llanas
Donde posas los infiernos delicados
De torturas onerosas y mundanas
Embriaganos, oh señor Baudelaire
Encarnados en un mundo diferente
Dejanos soñar el veneno de tu vientre
Ambrosía del desdichado inelocuente
Embriaganos, oh señor Baudelaire
Destapa todo indicio de vergüenza
Danos el vino y la miseria
Danos el cuerpo y la tragedia
Oh señor Baudelaire, embriaganos
De vino, vino enverdecido
Vino inmenso, vino sin sentido
Sentido de silencios y rugidos
Los leones que rugen desde el tiempo
El tiempo que cae, que sube y que vuelve a caer
Caídas en toda la vida y vida que cae
en una pequeña aliteración de sucesos
Sucesos que contraen una salvaje oración
a los dioses ocultos dentro de cada canción
Canto desmesurado, despreciado y olvidado
Y las siluetas se distorsionan
Y todo logra una gran ola
Y las miradas se pierden
Y todo acaba en estupor
Oh señor Baudelaire, embriaganos
Embriaganos, oh señor Baudelaire