Mi mañana

Soñaba entre galaxias y rincones lejanos, cuando el maullido de mi Luna me despertó, y no me refiero al astro que acompaña por las noches a la vida, me refiero a mi pequeña gatita; me levante de la cama, camine a tientas hasta la cocina, encendí la luz, y olvide con el destello del foco toda la aventura y fantasía de mi sueño.

      Regresé a la realidad, saque una cuchara de la alacena, tome el alimento fresco para gatos, y camine de regreso a la estancia; Luna me esperaba con el ansia de un Leon a punto de dar la primera mordida a una presa recién capturada; serví algunas cucharadas en su plato, regrese el alimento a su lugar y me olvide un momento de ella.

      Volví a la cocina, tome el encendedor y me di a la tarea de encender el calentador de agua, Una vez realizada tal hazaña, regrese con paso acelerado hasta la cama, me recosté con la esperanza de retomar el sueño por algunos minutos, pero fue inútil, mis ojos se cerraban pero mi mente ya había despertado, y todo lo anterior había sido ejecutado en un estado semi inconsciente, causado en un principio por lo maullidos de mi gato.