martes, 29 de septiembre de 2015

Camino al taller

Me desperté a las 8 de la mañana. Había puesto el despertador para que sonara a las 8:30 pero el frío y la lluvia me despertaron antes. Desayuné algo rápido, y luego guarde un cuaderno y una pluma en la mochila, puedo ser muy olvidadizo por eso me gusta asegurarme de que no se me olvide nada que necesite llevar conmigo.

Me bañé y apagué mi computadora, me cercioré por segunda vez que no me faltara nada, y salí de mi casa. Caminé las 5 cuadras al metro que recorro diario en mi camino al trabajo, le puse dinero a mi tarjeta, y a esperar. Había menos gente de lo normal, tal vez por ser sábado.

El metro no tardó mucho, a pesar de la lluvia mañanera, seguía operando a velocidad normal, estaba viendo cuantas estaciones tenía que recorrer, cuando un chirrido muy familiar seguido por una corriente de aire anunció la llegada del tren.

Al no haber tanto tránsito de usuarios, pude encontrar lugar sin ningún problema, el frío se seguía sintiendo, y el cielo nublado se perdía mientras avanzábamos a las estaciones subterráneas.

            Al llegar a mi destino, una vez que salí de la estación, el olor a comida y el bullicio de la gente se empezaban a hacer presentes, ubique la dirección en la que tenía que ir y pasando por vendedores ambulantes, retenes de policías y grupos de peatones pude por fin llegar a mi destino, el taller de creación literaria.

1 comentario:

  1. Hola David. Como comentamos el sábado, eres un pastel de imágenes.
    En general me gustaría que cortaras las oraciones y pusieras más puntos y seguido. Cuida los acentos.
    Hay partes en las que se necesita mucho, por entendimiento, que pongas puntos Prueba leer esta redacción: "EL metro no tardó mucho. A pesar de la lluvia mañanera, seguía operando a velocidad normal. Miraba cuántas estaciones tenía que recorrer, cuando un chirrido muy familiar, seguido por una corriente de aire, anunció la llegada del tren."
    Evita el gerundio: "[...] El frío continuaba y el cielo nublado se perdía [...]".
    Cuando crees una rima, dale punto al final, eso le da mucha fuerza a la narrativa. Mira: "[...] el olor a comida y el bullicio de la gente se empezaban a hacer presentes. Ubiqué la dirección [...]".
    Recuerda los otros signos de puntuación: "[...] por fin pude llegar a mi destino: el taller de creación literaria".
    Te mando un abrazo!

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